Nuestro departamento de Panadería está creciendo cada vez más gracias a la providencia de Dios.
Cada año estudiantes industriales nos apoyan en el crecimiento de este departamento, y a su vez, ellos también crecen en Cristo mientras venden los productos que ellos mismos elaboran.
«Así, en cada ramo de trabajo útil y en toda asociación de la vida, él desea que encontremos una lección de verdad divina. Entonces nuestro trabajo diario no absorberá más nuestra atención ni nos inducirá a olvidar a Dios; nos recordará continuamente a nuestro Creador y Redentor. Así seremos “enseñados de Jehová”; y cualquiera sea la suerte que nos toque permaneceremos con Dios.» CSI 162.2
Aunque al llegar en mayo a la panadería muchos recuerdos negativos hicieron que rechazara el trabajo allí, comprendí a travez de mis meditaciones que Dios quería enseñarme algo especifico.
Unos meses más tarde lo entendí. Pensé que Dios quería que yo aprenda todo el proceso productivo y no fue eso; logística , tampoco; en ventas me esforcé mucho pero tampoco fue eso. Un día cuando intente que todo funcionara correctamente y se cumpliera todo a su tiempo, el Señor me mostró que yo estaba buscando hacer mis obras para tener aprobación; ese día en especifico nada funcionó bien y todos mis compañeros respondieron ante la exigencia.
Lloré amargamente porque pensé que esa parte de mi carácter ya había sido erradicado y vencido. Al orar confesando mi derrota, el Amoroso Padre no me condenó; en un minuto cambió mis lágrimas en esperanza y me dio la solución. Desde ese momento en adelante el Señor me enseñó y me llenó de amor, respeto, admiración y comprensión por sus hijos pequeños.
Así el año fue más fructífero para mi vida espiritual.
Aún en ventas también huía porque implica comercio, él me enseñó que no necesariamente debo verlo así; el puso en mí la idea de entregar un producto sano a uno de sus hijos que no lo conoce.
Un día que salí y no lograba “entregar” los panes, y con una canasta llena de productos él me acercó a una casa de rejas en una esquina; un hombre me llamó desde adentro y compró varios productos. Eso me animó mucho y seguí adelante. El siguiente día de ventas fui buscando esa casa y busque siempre pero nunca la encontré; eso me llenó de mucha emoción, el pensar en lo que Dios está dispuesto a hacer para mostrarme su amor en toda cosa que haga.
Eso y otra muchas muestras de su amor me transformó y lo sigue haciendo.
Hoy le agradezco porque lo que aprendí en panadería es un medio eficaz para el campo misionero.
Te invito, ven y disfruta de las lecciones del Panadero del cielo.